Esto es un grave error, porque si hay dolor es que algo estamos haciendo mal, y si la lesión permanece en el tiempo lo más seguro es que se forme una calcificación en el músculo.
Las calcificaciones son depósitos de calcio (cristales de hidroxiapatita) que el cuerpo va depositando en el músculo que tiene la lesión.
El cuerpo detecta que ese músculo está casi siempre lesionado, y sustituye los tejidos lesionados por tejidos más rígidos y resistentes.
Así que lo que hace nuestro cuerpo es depositar calcio en esa parte debilitada del músculo, y cuando hay muchos depósitos de calcio, lo que se forma es otro hueso.
Así se forman las famosas calcificaciones. Las más habituales son: en el antebrazo que empieza con una epicondilitis o “codo de tenista”, en el hombro (en el hueso acromion o próximo a éste), o en el talón del pie (espolón)